martes, 24 de agosto de 2010

Revolución Mexicana

REVOLUCIÓN MEXICANA

Entre 1910 y 1920 México fue sacudido por una serie de luchas y revueltas conocidas como revolución mexicana, que intentaron transformar el sistema político y social creado por Porfirio Díaz. La revolución mexicana, que contribuyó a formar el México contemporáneo, no tuvo un carácter homogéneo, sino que consistió en una serie de revoluciones y conflictos internos, protagonizados por distintos jefes políticos y militares que se fueron sucediendo en el gobierno de la nación. En sus orígenes, las primeras tentativas revolucionarias, inspiradas por Francisco I. Madero, pretendían el derrocamiento de Porfirio Díaz, que se había mantenido en el poder durante más de treinta años. Tras el triunfo de los maderistas, la necesaria reconstrucción del país se vio dificultada por las disputas entre las propias facciones revolucionarias.

Después del asesinato de Madero, hubo nuevas luchas en las que triunfó Venustiano Carranza, quien promulgó la constitución de 1917, paso decisivo para la organización del estado posrevolucionario. No obstante, los sectores más radicales de la revolución mantuvieron la lucha hasta 1920.

La revolución maderista La revolución mexicana nació en un panorama de insatisfacción contra la política elitista y oligárquica de Porfirio Díaz, que había favorecido a los estamentos más privilegiados, sobre todo a los terratenientes y a los grandes capitalistas industriales. Si bien el país gozaba de prosperidad económica, las continuas reelecciones de Díaz causaban insatisfacción política entre las nacientes clases medias, en tanto que los beneficios de la prosperidad no habían alcanzado a los grupos más pobres de la sociedad.

Madero, un rico terrateniente del norte del país, propuso una fórmula de compromiso político según la cual Díaz mantendría la presidencia y aquél, desde la vicepresidencia, iniciaría un proceso de reforma. Tras el rechazo de Díaz a la propuesta, Madero fue postulado candidato a la presidencia para las elecciones de 1910 por el Partido Antirreeleccionista, que incluía a intelectuales como Filomeno Mata y José Vasconcelos.

Díaz hizo detener a su oponente y se declaró vencedor en las fraudulentas elecciones de junio, pero Madero logró escapar de la prisión y publicó en la localidad texana de San Antonio su célebre plan de San Luis Potosí, en el que denunciaba el fraude electoral e incitaba a la población a que se uniera a una sublevación el 20 de noviembre. Escasos fueron los levantamientos en la fecha señalada, pero el llamamiento contribuyó a alentar la sublevación posterior en diversos puntos de México. En el norte, en Chihuahua, Pascual Orozco y Francisco (Pancho) Villa, con unas tropas improvisadas, empezaron a asaltar las guarniciones gubernamentales; y en el sur, en Morelos, Emiliano Zapata llevó a cabo una sangrienta campaña contra los caciques locales.

Otros focos revolucionarios destacados fueron Sonora, con José María Maytorena, y Zacatecas.

Poco a poco se fue hundiendo el régimen de Díaz, cuyo ejército, dirigido por envejecidos militares, no supo hacer frente a las guerrillas revolucionarias. En la primavera de 1911, tras la caída de Ciudad Juárez, Díaz se vio obligado a renunciar y entregar el poder a Madero.

Presidencia de Madero Después de un breve gobierno provisional, Madero fue electo presidente en octubre de 1911. Inicialmente su régimen fue acogido con entusiasmo por el pueblo, pero pronto se vio enfrentado al descontento de los campesinos, que reclamaban una reforma agraria, y al de los hacendados, que deseaban sofocar el radicalismo de los seguidores de Zapata. En noviembre de 1911, éste se rebeló contra Madero en Morelos a causa del retraso en la restitución de las tierras a las comunidades indígenas, punto que se había acordado en el plan de San Luis. Asimismo, Orozco optó en Chihuahua por la lucha armada ante la resistencia a poner en marcha la reforma agraria y nacionalizar el ferrocarril.

Por otro lado, los sectores fieles al derrocado sistema porfirista, y los Estados Unidos, que veían peligrar sus intereses comerciales y petrolíferos, también contribuyeron a desestabilizar el gobierno maderista.

Las tensiones llegaron al límite cuando estalló la revuelta de Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz, que se enfrentó con las tropas federales del general Victoriano Huerta en la misma ciudad de México. El 18 de febrero de 1913, después de nueve días de bombardeos, conocidos como "la decena trágica", Huerta y Díaz se entrevistaron con el embajador estadounidense Henry Lane Wilson, y los tres concretaron un pacto contra Madero. Huerta asumió la presidencia de México y detuvo a Madero, que fue asesinado a los pocos días.

El gobierno de Victoriano Huerta Las primeras medidas del nuevo presidente, tales como la prohibición de la libertad de prensa, la eliminación de destacados revolucionarios y la persecución de los movimientos obreros, contaron con el apoyo de los sectores más conservadores. Sin embargo, la oposición se organizó y pronto estalló una nueva insurrección en diferentes puntos.

En el norte, en los estados de Chihuahua, Sonora, Sinaloa y Tamaulipas, se sublevaron Venustiano Carranza y Pancho Villa; y en el sur, en Morelos, Zapata volvía a erigirse en líder de la revuelta. La alianza entre ambas facciones, tras el acuerdo de Guadalupe, y el apoyo del presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson a la causa revolucionaria, con el envío de tropas a Veracruz, llevaron a Huerta a exiliarse en julio de 1914.

Luchas revolucionarias La designación de Carranza como nuevo presidente el 20 de agosto de 1914, en contra de las ideas de Villa, desató una nueva época de anarquía y luchas entre los distintos bandos revolucionarios. En el sur operaba el movimiento insurreccionista de Zapata, de carácter campesino y centrado en Morelos, que pedía la restitución de las tierras y la expropiación de los latifundios. Se trataba de una facción unida y coherente, pero con pocas posibilidades de triunfar debido a la limitación de sus planteamientos sociales, centrados en el problema agrario, y a la incapacidad de su ejército para extender la revolución por todo el país. Por su parte, Villa, en Chihuahua, defendía también las reivindicaciones campesinas y contaba con el apoyo de un amplio sector popular.

El denominado "ejército constitucionalista" de Carranza era mucho más profesional y contaba con el respaldo, no de los campesinos, sino de los obreros, los mineros y los intelectuales.

En la convención de Aguascalientes intervinieron representantes carrancistas, zapatistas y villistas y comparecieron Álvaro Obregón, aliado de Carranza, y Villa. En ella se intentó conciliar las facciones en lucha, pero resultó un rotundo fracaso. Se puso de manifiesto la rivalidad existente entre Villa y Carranza, y tan solo se pudo llegar a la designación de Eulalio Gutiérrez como presidente interino de la nación.

Villa solicitó la ayuda de Zapata y ambos se enfrentaron a las tropas de Obregón y Carranza, que tenían el apoyo de los Estados Unidos. Los primeros fueron derrotados en 1915 en la batalla de Celaya y decidieron retirarse a sus respectivos estados. Zapata regresó a Morelos y allí fue asesinado en 1919 en una emboscada. Por su parte, Villa reorganizó su ejército en Chihuahua y, aunque fue vencido en Agua Prieta, aún pudo mantener una guerrilla, con la que realizó varias incursiones contra los Estados Unidos (a los que acusaba de apoyar a Carranza). La actitud belicosa de Villa obligó a los estadounidenses a enviar al general John J. Pershing en su persecución.

El gobierno de Venustiano Carranza Al acceder de nuevo a la presidencia, en 1915, Carranza se dedicó a reorganizar el país, mientras las tropas de Obregón batían los focos de rebelión. Una de sus más importantes labores fue promover la elaboración de la llamada constitución de Querétaro, promulgada en 1917, que confería amplios poderes al presidente, daba al gobierno derechos para confiscar las tierras de los latifundistas, introducía medidas laborales referidas a salarios y duración de jornadas, y se mostraba decididamente anticlerical.

Además, Carranza fue eliminando paulatinamente a sus anteriores enemigos. No obstante, en 1920, su decisión de dispersar una huelga del sector ferroviario en el estado de Sonora significó el hundimiento de su prestigio personal. Abandonado por sus seguidores, incluido Obregón, quedó solo en el poder; después de que Obregón lo hizo escapar de la ciudad de México, fue asesinado en su huida el 21 de mayo de 1920.

Tras la muerte de Carranza, Adolfo de la Huerta asumió la presidencia interina hasta que Obregón fue elegido en las elecciones de noviembre de ese mismo año.

Para muchos historiadores, la fecha de 1920 marcó la finalización de la revolución mexicana. Sin embargo, las revueltas militares y las situaciones de violencia esporádica prosiguieron hasta 1934, cuando llegó a la presidencia Lázaro Cárdenas, quien institucionalizó las reformas que se habían iniciado en el proceso revolucionario y que se legitimizaron con la constitución de 1917.

PROCESO DE INDEPENDENCIA

Los Inicios

La invasión napoleónica aceleró el comienzo de la lucha por la independencia. Al descontento de los criollos se unió la oposición de los peninsulares respecto al nuevo emperador; este hecho fue aprovechado por aquéllos mediante una seria de insurrecciones, primero, hasta el desarrollo de la guerra, después. La independencia se veía la única opción para establecer un gobierno libre, capaz de administrarse y dirigirse por sí mismo, porque la corona española ya no se ocupaba sus territorios y tenía sus propios problemas.

Los acontecimientos centrales en las campanas de hidalgo y de Morelos

Las conspiraciones surgieron tan pronto como se supo de la invasión de José Bonaparte. El 15 de septiembre de 1808, Francisco Primo de Verdad, Francisco Azcárate y fray Juan de Talamantes se alzaron contra el virrey José de Iturrigaray y, desconociendo al ayuntamiento de la ciudad de México, propusieron la creación de una junta de Gobierno, semejante a las que funcionaban en España contra el invasor, con la esperanza de que le poder pasara al pueblo, es decir, a los criollos ricos. La relación de los peninsulares no se hizo esperar. Temiendo que la colonia se independizara con ello, se acabara sus privilegios, encarcelaron a los rebeldes. Este acontecimiento demostró a los, criollo que los medios pacíficos serían insuficientes para la lucha; en consecuencia a partir de entonces, empezaron a organizarse y a conspirar.

Esta conspiración tenía conexiones con la de Querétaro, que fue la de mayor trascendencia porque en ella se encontraba con la de Querétaro, que fue la de mayor tracencendencia porque se encontraba los líderes de la insurrección: Miguel de Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Ignacio Aldama, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Mariano Jiménez, entre otros.

Las famosas Campañas de Hidalgo

La conspiración de Querétaro fue descubierta el 15 de septiembre de 1810 y provocó que se adelantaran el acontecimiento para la lucha. Josefa Ortíz, esposa del corregidor Miguel Domínguez, avisó a Allende que la conjura había sido descubierta, y éste a su vez previno a Hidalgo, quien se apresuró a organizar la rebelión y a iniciarla durante la madrugada del 16 de septiembre del mismo año.

Miguel Hidalgo era párroco del pueblo de Dolores, de la intendencia de Guanajuato. Ex alumno de los jesuitas, poseía una gran cultura y fortuna; fue profesor y rector del colegio de San Nicolás en Valladolid. Se había distinguido por sus labores a favor de los indígenas y las castas, a quienes había enseñado alfarería, la cría del gusano de seda y las primeras letras. De ahí fuera seguido por unos 600 hombres y la insurrección se convertiría en un movimiento popular y no sólo la de un grupo de criollos inconformes.

Llamó a misa y desde el púlpito un discurso en contra del mal gobierno, invitando a la unión y a la rebeldía conjunta. A este acto se le conoce oficialmente como "Grito de Dolores". En poco día de reunir a más de 100,000 criollos, mestizos y otras personas dedicadas a la minería, agricultura y los obrajes.

Hidalgo salió de la iglesia con su ejército. En atotonilco adoptó la imagen de la Virgen de Guadalupe como estandarte de la lucha y el grito de la multitud fue desde ese momento: "Viva Nuestra Señora de Guadalupe" ¡Mueran los Gachupines!.

Luego de vencer una escasa resistencia, entró en San Miguel el Grande, donde sele unió el ejército de Dragones de la reina que comandaba Allende. Después partieron a Celaya y Salamanca. Tomó la capital de Guanajuato después de un intenso y sangriento combate en el que destacó la actuación de un minero apodado El Pípila al incendiar la puerta de la Alhóndiga de Granaditas para facilitar la entrada a los insurgentes. El mismo hidalgo castigó severamente tales excesos con la pena de muerte. Los obispos de Michoacán, Jalisco, Nuevo León, Oaxaca y Puebla excomulgaron al cura y a sus colaboradores, pero cuando arribó con su ejército a Valladolid, logró retirada la excomunión.

Batalla del Monte de las Cruces

Después de Valladolid Hidalgo se dirigió a la capital del país, pasando antes por le monte de la Cruces, el cual divide a Toluca del Valle de México. Ahí sostuvo un duro enfrentamiento con las tropas realistas. El triunfo dejó el camino libre a la ciudad. Pidió hablar con el virrey, pero, antes de saber si iba a ser escuchado, ordenó la retirada por temor a que el ejército del español Félix María Calleja estuviera ya en camino y su tropa quedara cautiva en plena ciudad, atrapada y sin municiones suficientes para hacerle frente. Probablemente también dio esa orden por miedo a que sucedieran hechos parecidos a los de Guanajuato, o porque se carecía de un plan y un sistema de ataque efectivo. Los cierto es que el pueblo los esperaba como libertadores.

Batalla de Aculco

Estos temores fueron aprovechados por Calleja, que se enfrentó a los rebeldes los derrotó en una región llamada San Jerónimo de Aculco, en Querétaro. De los 80,000 hombres victoriosos del monte de las cruces, sólo quedaron unos 40,000. Hidalgo se dirigió entonces a Valladolid Allende a Guanajuato, pero éste fue rechazado y obligado a huir hacia Guadalajara, donde pretendía unirse a aquel.

Entre las medidas decretadas por Hidalgo estaba la confiscación de los bienes que pertenecía a los españoles, el reconocimiento del uso de las tierras como derecho exclusivo de sus dueños. Entre otras acciones políticas, invitó a los criollos a dejar el ejército español y unirse al insurgente. Fundó el periódico El Despertador Americano, para hacer llegar a la población las noticias sobre el nuevo gobierno y el alcance de la lucha independentista.

Batalla de Puente de Calderón

En Guadalajara, Hidalgo organizó su ejército con unos 100.000 hombres, que se enfrentó al de Calleja en Fluente de Calderón. Después de seis horas de combate y cuando la batalla aún no estaba decidida, estalló una granada sobre un carro de municiones; esto causa pánico, desorden y finalmente la derrota de los insurgentes. Calleja entró victorioso, a la ciudad de Guadalajara el 21 de enero de 1811.

Retirada al norte del país

Debido a este fracaso, Hidalgo dejó el mando de las tropas insurgentes, en la hacienda de Pabellón, cerca de Aguascalientes. Al mando de una parte de la tropa, Hidalgo se encaminó hacia Zacatecas, pero como no tuviera el apoyo deseado y apenas había logrado reunir algún dinero para la causa, continuó hacia el norte donde fue aprehendido definitivamente.

Más tarde los caudillos y un ejército de unos 2,500 hombres con Ignacio López Rayón a la cabeza, pretendieron llegar a Estado unidos en busca de municiones para la lucha, y no las consiguieron. Fueron aprehendidos en Norias de Baján. La tropa fue sometida a un consejo de guerra y enviada a Durango. Hidalgo, Allende, Aldama y Mariano Abasolo fueron enviados a Chihuahua donde se les condenó a muerte. Hidalgo fue ejecutado el 30 de julio de 1811. Las cabezas de Miguel Hidalgo y Costilla, Allende, Aldama, y Jiménez se conservaron en sal por los practicantes del hospital, y tras una larga peregrinación por Chihuahua, Zacatecas, Lagos, León y Guadalajara, fueron fin colocadas, en octubre, en los cuatro ángulos de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato.

Las campañas de Morelos.

La muerte de los principales caudillo de la independencia no acabó con el movimiento. Éste fue continuado, por Ignacio López Rayón y, al sur, por José María Morelos y Pavón, quien daría la organización, estrategia y carácter militar que no había tenido entonces.

Rayón reunió tropas insurgente dispersas y desorganizadas por la muerte de Hidalgo. De Coahuila pasó a Zacatecas pero, perseguido por Calleja, sé transado a Michoacán, y en Zitácuaro formó una junta de Gobierno para unir y reorganizar el ejército y para establecer un gobierno libre; para ello expidió un Manifiesto a la Nación, este documento fue enviado a Morelos, que lo rechazó porque no estaba de acuerdo conque Fernando III siguiera gobernando a la colonia, como proponía la junta de Gobierno.

En el año de 1810 el cura del pueblo de Carácuaro, José María Morelos y pavón, se enteró que en pueblo de Dolores, el cura Miguel Hidalgo, acaudillaba una rebelión en búsqueda de la libertad. Morelos sale en busca de los insurgentes. Hidalgo reconoce a su exalumno y dicta un nombramiento que decía: "Por el presente, comisiono a mi lugarteniente D. José María Morelos, para que en la costa del Sur Levante tropas, procediendo con arreglo a las instrucciones verbales que le he comunicado", la muerte de los principales caudillo de la independencia no acabó con el movimiento. Éste fue continuado, por Ignacio López Rayón y, al sur, por José María Morelos y Pavón, quien daría la organización, estrategia y carácter militar que no había tenido entonces. Rayón reunió tropas insurgente dispersas y desorganizadas por la muerte de Hidalgo. De Coahuila pasó a Zacatecas pero, perseguido por Calleja, sé transado a Michoacán, y en Zitácuaro formó una junta de Gobierno para unir y reorganizar el ejército y para establecer un gobierno libre; para ello expidió un Manifiesto a la Nación, este documento fue enviado a Morelos, que lo rechazó porque no estaba de acuerdo conque Fernando III siguiera gobernando a la colonia, como proponía la junta de Gobierno.

Al sur Morelos formó un ejército, cumpliendo las indicaciones que tiempo atrás le dictara Hidalgo. Utilizó como táctico militar la rapidez para actuar y la sorpresa como rama de lucha; al mismo tiempo hizo uso de las guerrillas en todos los pueblos para reforzar más ataques. Morelos había sido alumno de Hidalgo en el Colegio de San Nicolás; en 1799 se hizo sacerdote y destacó por su labor a favor de los pobres. Salió del curato con tan sólo 25 hombre para ponerse al servicio del movimiento rebelde; su antiguo maestro le ordenó insurreccionar y tomar el puerto de Acapulco.

Primera Campaña de Morelos

En Octubre de 1810 Morelos salió de Carácuaro con 25 hombres armados con algunas escopetas rumbo a la costa, a su ingenio militar, Morelos ganó adeptos en todo el territorio; pronto se le unieron varios caudillos que fueron de gran ayuda. Durante tres meses Morelos organiza lo necesario para la lucha gracias a grandes sumas de dinero que recibía y que se manejaba en beneficio siempre de la causa. Adquirió provisiones como pólvora y otras cosas, la situación del país se presentaba muy favorable para los insurgentes, el virrey Venegas daba instrucciones a Calleja y le informaba sobre la inseguridad que se vivía en la ciudad de México, ya que estaba rodeado de insurgentes que interceptaban con actividad; las comunicaciones estaban interrumpidas tanto en Veracruz como en Acapulco, en Tecpan, los hermanos Pablo, José Juan y Hermenejildo Galeana; en Chilpancingo, Miguel, Victor, Máximo, Leonardo y Nicolás Bravo, y en Tuxtla, Vicente Guerrero.

Con ellos llegó al puerto de Acapulco e intentó apoderarse de él, ya que era de suma importancia por ser el lugar clave del tráfico comercial con Filipinas y del envío de mercancías a la ciudad de México; . Pero no logró dominarlo, sino sólo mantenerlo aislado. Marchó a Chilapa, Guerrero, y ahí se dedicó a adiestrar al ejército, disciplinario y fortalecerlo Militarmente.

Segunda Campaña de Morelos

En esta campaña, la finalidad de Morelos era avanzar hacia el centro del país y llegar a la capital. Divide a sus hombres en tres partes, una abajo las órdenes de Miguel Bravo y Valerio Trujillo, pretenda avanzar al centro del país y llegar a la capital. Dividió al ejército: él se dirigía a Puebla y México, Miguel Bravo y Valerio Trujano a Oaxaca, y los Galeana a Toluca; dejó una parte de la tropa cerca de Acapulco, por si se podía reiniciar la lucha. Morelos y los Galeana cumplieron su cometido, Valerio Trujano logró entrar a Huajuapan, en Oaxaca, pero Miguel Bravo no consiguió su propósito.

Ante tal acometida, el virrey ordenó a Calleja que detuviera al avance de los rebeldes. Mientras tanto, Morelos y su ejército habían tomado Cuautla e instalado una fortificación para vencer a Calleja, hasta entonces había ganado todos los encuentros contra los insurgentes. Éste, al ver que no podía vencerlos en combate, intentó dominarlos por hambre; los cercó durante 73 días, esperando la rendición que no iba a llegar; incluso les ofreció un indulto que Morelos no aceptó. Todos los pobladores apoyaban a los insurgentes; hasta se cuenta la historia de un niño, Narciso Mendoza, que disparó un cañón contra el enemigo, al ver a los suyos tan cerca de la derrota. Con todo, en la ciudad nadie pensaba rendirse.

En esta campaña se le unen valiosos hombres, entre otros, los curas José Manuel Herrera y Mariano Matamoros, quien llegaría a ser lugarteniente, junto Hermenejildo Galeana. Cuando Morelos vio la imposibilidad del triunfo y que la ayuda de víveres y municiones no llegaba, se vio obligado a romper el sitio y abandonar el lugar donde se encontraban con pocas bajas del ejército insurgente. Volvió a Chilapa, Guerrero, y ahí inició su siguiente campaña.

Tercera Campaña

De Chilapa partió a Huajuapan para ayudar a Valerio Trujano. Luego de la Victoria en ese lugar, estableció su cuartel general en Tehuacán, Puebla, que fue un lugar estratégico porque comunicaba con el puerto de Veracruz y las ciudades de México y Puebla.

Morelos reanuda sus acciones sobre Puebla, Veracruz y Jalapa, con un merecido prestigio. Después de varios enfrentamientos con los realistas, atacó Orizaba y dio un duro golpe al gobierno español, quemó todas las reservas de tabaco existentes, recogió todo el armamento militar y obtuvo más de $300,000 en plata y alhajas.

La dificultad para entrar al centro del país orilló a Morelos a marchar sobre Oaxaca, donde consiguió un vigoroso triunfo. Ahí organizó un gobierno provisional y fundó el periódico El correo Americano del Sur, cuyo propósito era difundir la doctrina revolucionaria.

Esta estabilidad y los éxitos obtenido por Matamoros y Bravo en Puebla y Veracruz animaron a Morelos a tomar Acapulco, lo cual logró en 1813. Tales victorias fortalecieron la causa insurgente y le dieron mayor esperanza de triunfo.

Cuarta Campaña de Morelos.

Antes de iniciar la siguiente campaña, Morelos había establecido las bases del gobierno mexicano. En ese año (1813), Calleja fue nombrado virrey; ello trajo un recrudecí miento de los ataques realistas contra el insurgente. Después de haber instalado el Congreso en Chilpancingo y con el deseo de ampliar sus conquistas, Morelos pretendió llegar a Valladolid, en combinación con Bravo y Matamoros. Pero Calleja ordenó la derrota del caudillo, objetivo casi logra, de no ser porque Morelos dividió su ejercito para evitar el desastre; en ese percance cayó prisionero Mariano Matamoros.

Una vez concentradas las tropas, Morelos se pone al frente de su ejército; mientras tanto los realistas reciben refuerzos y se realizan el cambio de mando, el cual debía ser entregado a Calleja.

A pesar de sus logros, Morelos poseía un alto sentido de respeto y disciplina a la autoridad, ya que se subordinó a las órdenes que él mismo había creado y que había depositado y encomendado en los representantes que la Constitución establecía, Desanimado por esto, Morelos el Congreso y se fue a Acapulco, donde permaneció inactivo hasta 1815. En este sitio se enteró de las persecuciones y recuperación de algunos territorios por parte de los realistas. Calleja lo acosaba sin descanso, obligándolo a huir a distinto lugares, hasta que los atrapó en las cercanías de Puebla y Guerrero, en pleno combate. En Temalaca, Morelos fue hecho prisionero por Manuel de la Concha. Lo traslada a la ciudad de México para ser juzgado, pues la iglesia lo consideró como hereje y enemigo cristiano. Fue conducido a México para ser juzgado y fusilado en San Cristobal Ecatepec, el 22 de diciembre de 1815.

La etapa de Resistencia

La muerte de Morelos dejó al movimiento insurgente sin un jefe capaz de acaudillarlo. Los combates se sucedían aislada y desordenadamente. El Nuevo virrey, Juan Ruiz Apocada, que sustituyó a Calleja debido a sus crueldades y excesos, prometió el perdón a los insurrectos si entregaban las armas; muchos de ellos lo aceptaron, pues creyeron perdida de lucha Esto fue un golpe para los que seguían luchando, ya que cedieron varios territorios que antes se había ganado, como el puerto de Boquilla de Piedra que permitía la entrada de Armas y municiones procedentes de los estados fronterizos.

Precisamente es esos momentos llegó a México el español Francisco Javier Mina, que sabía del movimiento y quería dar ayuda en su patria y de ser expulsado de ésta por oponerse a Fernando VII En el destierro conoció a fray Servando Teresa de Mier, quien le habló del movimiento de Independencia; de esta manera, Mina vio la posibilidad de luchar contra el gobierno tiránico del rey.

Mina no obtuvo en un principio gran aceptación popular; incluso se le veía con desconfianza porque sus intereses políticos no correspondían a la del pueblo inconforme. Cuando Mina regresó al fuerte del Sombrero, el Virrey Apodaca, temeroso de que sus triunfos lo volvieran más fuerte y difícil de detener, ordenó atacarlo duramente, sitiando el fuerte.

Por más Mina trató de romper el sitio no lo logró porque fue acorralado por la escasez de víveres y municiones; entonces decidió salir del lugar para traer recursos, pero no consiguió regresar. Mina viajó a Guanajuato, pero, como ya se encontraba muy fatigado, se refugió en el rancho El Venadito, donde él y Pedro Moreno fueron sorprendidos. Moreno murió en la lucha y Mina fue prisionero; luego fue sentenciado a muerte por un consejo de guerra y fusilado el 11 de noviembre del año 1817.

A la muerte de Mina, los fracasos continuaron, los lugares fortificados, como el fuerte de Palmillas en Veracruz o el de Jaujilla en Michoacán, cayeron en manos del enemigo, lo mismo que jefes como Rayón y Bravo, que fueron condenados a cadena perpetua. Después una nueva etapa de lucha estaba cerca, Guadalupe Victoria Peleaba en Veracruz, mientras Vicente Guerreo lo hacía en las montañas del sur. Guerrero tenía experiencia en la insurgencia; había combatido bajo las órdenes de Galcana y Morelos, quien lo consideró un hombre 1" y valiente, cualidades que no tardó en demostrar.

Guerrero libró muchas batallas con éxito. En 1812 siendo apenas capitán derrotó al español Llano, lo que le valió seguidores para la causa insurgente; en 1815, con el grado de coronel, obtuvo en Tiapa una gran Victoria; en 1816 derrotó a los realistas en el cerro de Piaxtía. Debido a sus victorias, fue nombrado general en jefe de las tropas del sur, sostuvo una lucha en casi oda la zona del río balsas y la costa del sur, que le proporcionó valiosos recursos para la lucha. Mientras tanto el brigadier Armijo renunció a su cargo porque no pudo detener el avance de las tropas sureñas, que afianzaron la acción bélica del insurgente hasta la consumación de la independencia.

Consumación

Factores políticos que influyeron en la consumación

La Revolución Constitucionalista en España

A Principios de Siglo XIX España se hallaba convulsionada debido a la ocupación de su territorio por le ejército francés, por le encarcelamiento debido a la ocupación de su territorio por le ejército francés, por el encarcelamiento de Fernando VII y por la imposición de José Bonaparte como gobernante.

Los patriotas españoles organizaron la lucha para deshacerse de los franceses y de paso terminar con el gobierno absolutista, basándose en las ideas de los ideólogos de la Ilustración. Además, organizaron juntas que gobernaran al país en la ausencia de su monarca. Las Cortes reunidas en Cádiz, en 1810, habían redactado una constitución de enfoque liberal, en la que se declaraba a los pueblos como soberano y a las Cortes de cómo su representante, limitándose la autoridad del rey. La constitución de Cádiz fue jurada y promulgada el 30 de septiembre de 1812, y se dispuso que también fuera aplicada a las colonias americanas.

Al regresar Fernando VII de su cautiverio en Bayona, Francia, en marzo de 1814, fue recibido con bastante entusiasmo por el pueblo español, y aunque tuvo que atacar la Constitución, la suprimió el 4 de Mayo siguiente e hizo desaparecer a la Cortes, ordenó la persecución de los liberales y recuperó el carácter de monarca absoluto, Ante esta situación, las logias masónicas comenzaron a actuar, decidiendo terminar con la tiranía, para lo cual hicieron labor de proselitismo en el ejército y prepararon una revolución. En enero de 1820 el coronel Rafael Diego, comandante del batallón de Asturias, se pronunció en contra del rey y le exigió el restablecimiento de la constitución.

Cuando lo ocurrido en España se empezó a conocer en México, el virrey Apodaca se las arregló para evitar que se difundieran las noticias del movimiento revolucionario español, pues no deseaba acatar la Constitución. Pero su esfuerzo fue en vano, ya que en Veracruz los liberales se lanzaron a la calle y presionaron al gobernador García Dávila, logrando que proclamase la nueva ley.

Apodaca al ver lo que sucedía lo mismo en otras ciudades, se dispuso a actuar de igual manera. Así, el 31 de Mayo jura y hace jurar la Constitución a las autoridades; además, toma el nombre de jefe político superior y capitán general, como correspondía a la nueva situación leal. Poco después convocó a elecciones municipales y estableció la libertad de imprenta.

Lo anterior causó mucha inquietud entre los españoles peninsulares y demás partidarios de la monarquía, pues las nuevas leyes constituía una amenaza para sus privilegios. Comenzaron a organizarse para separarse de España y dar continuidad a su situación. Desde luego que sus ideas independentistas se alejaban de las de los insurgentes, al no perseguir el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de la población, sino de su bienestar personal.

Los criollos, por su parte, propagaban las ideas liberadoras a través de diversas publicaciones; entre los periodistas de ese momento destacan Carlos María Bustamante y José Joaquín Fernández de Lizardi, el pensador mexicano.

El Plan de la Profesa

Los españoles inconformes, entre ellos el virrey, se reunían en el templo de la profesa para conspirar, siendo el dirigente principal el canónigo Matías Monteagudo El plan consistía en separarse de España, impedir la aplicación de la constitución de Cádiz y ofrecer el trono a un miembro de la familia real española. Para los efectos del plan eran necesarios los servicios de un militar español que les inspiraba confianza; por tanto, se propuso al coronel Agustín de Iturbide, quien se había distinguido por ser muy combativo en las batallas que sostuvo contra los insurgentes.

Coincidencias y contradicciones en la alianza de las fuerzas encabezadas por Guerrero e Iturbide

Alrededor de Iturbide, nuevo centro de atención, se fue conformando un partido integrado por miembros del alto clero, propietarios de minas y grandes haciendas, comerciantes, autoridades y, desde luego, altos jefes militares. Los conjurados de la Profesa lograron que Iturbide tuviera el mando del ejército del Sur. Con este apoyo y con más efectivos militares, Iturbide se lanzó en contra de Guerrero y Pedro Ascencio, pero al resultar derrotado y después de evaluar la situación – que no era favorable – decidió aliarse con Guerrero para lograr la independencia, para lo cual concertó entrevista con los jefes insurgentes, hasta que logró reunirse con Guerrero en Acatempan el 10 de febrero de 1821. Guerrero representaba la lucha por la consecución de los ideales de los primeros insurgentes; deseaba obtener la independencia para que cambiara el modo de vida de los mexicanos y ya no dependieran de la corona española, formando una nación gobernadora con leyes liberales y democráticas.

Iturbide, por el contrario, quien representaba a la corriente conservadora, era oportunista que aprovechaba todas las ocasiones para colocarse ventajosamente, aunque para ello tuviera que atropellar los intereses y derechos de los demás. Quería la independencia, pero únicamente para las clases privilegiadas conservaran su situación y él pudiera obtener su correspondiente recompensa.

El programa político del Plan de Iguala

El día 24 de febrero de 1821 se firmó el Plan de Iguala. Entre sus puntos importantes tenemos: La religión Católica sería la única aceptada en el país. La Nueva España sería independiente de cualquier otra potencia.

Su gobierno seria una monarquía constitucional, a cargo de un miembro de la casa de Habsburgo. Todos los habitantes tendrían la categoría de ciudadanos y el derecho a ocupar cargos públicos, según sus méritos. El gobierno así forrado sería protegido por el ejército de las tres garantías. Religión, independencia y Unión.

Iturbide y Guerrero encontraron al Plan de Iguala por parte de los absolutistas, encabezados por le virrey, quien decidió enviar tropas a combatirlos. Sin embargo, gradualmente diversos jefes militares se fueron sumando al Plan y se enfrentaron a los realistas, hasta dejarles únicamente las ciudades de México y Veracruz. Estando así la situación, el 30 de julio desembarcó es este puerto Juan O´donojú, que había sido nombrado virrey, en situación de Apodaca. O´donojú al darse cuenta de que no podría de tener el rumbo del acontecimiento, decidió buscar un arreglo con los Insurrectos, para lo cual se reunió en Córdoba con Iturbide. Se acordó reformar el Plan de Iguala, obteniendo como un resultado que se firmara el 24 de agosto los tratados de Córdoba. Entre los asuntos pactados figuran:

Sustituir al posible monarca Habsburgo por uno de la casa de Borbón.
Nombrar a la nueva nación como Imperio Mexicano.

Considerar a O´donojú para ocupar un puesto en la nueva junta provisional de gobierno.
Para consumar la ansiada independencia sólo faltaba entrar en la capital, en la que se encontraba fuerzas del ejército español al mando del mariscal Novella. O´donojú, según los tratados, arregló la salida de esas tropas y se preparó la llegada del ejército trigarante para el día 27 de septiembre. El día 24, no obstante, Vicente Filisola había arribado a la capital con cuatro mil hombres, siendo el primer jefe del ejército independentista en llegar, Tres días después entraron las fuerzas trigarantes, con Iturbide al frente. Éste se dirigió al Palacio, en donde, junto con O´donojú, presenció el desfile de las tropas y asistió a la celebración de los servicios religiosos en la catedral. Iturbide, dirigiéndose a los ciudadanos, dijo: "Ya sabéis el modo de ser libres; a vosotros toca señalar el de ser felices".

domingo, 22 de agosto de 2010

LA CONQUISTA DE MÉXICO


Sin duda, la conquista de México fue la clave para los países europeos para poder dominar el hemisferio occidental. El papel de Hernán Cortés es intrínseco al mundo actual. Su cuento es uno de poder militar, intuición, casualidad y suerte.

Al zarpar de Cuba el 18 de febrero de 1519, Cortés llegó a la isla de Cozumel tres días después. Allí, se encontró a Fr. Jerónimo de Aguilar, un náufrago desde 1511, que había integrado con los indígenas y aprendido su lengua. Se unió con Cortés y salieron en rumbo a Tabasco. Al llegar, los conquistadores vencieron a los caciques mayas y les hicieron un pacto con ellos. Los indígenas pensaban que los europeos eran dioses2 porque nunca habían visto gente como ellos. Entre los regalos dados a Cortés había una mujer que se llamaba Malinalli3 cuyo papel en la conquista fue imprescindible porque hablaba las lenguas maya y náhuatl; esta última siendo el idioma de los aztecas. Marina, Aguilar y Cortés formaron el triangulo lingüístico.4 Bien preparados, Cortés y su compañía marcharon hacia la gran capital del imperio azteca, México-Tenochtitlán; la mítica ciudad rodeada del agua de dos lagos localizados en el valle de México.

En su camino, Cortés hizo alianzas con varias tribus y derrotó otras, como las de Tlaxcala, y más notable, las de Cholula.5 Los conquistadores llegaron al capital azteca el 08 de noviembre de 1519.

Cortés y Moctezuma, el noveno monarca mexica, se encontraron por primera vez. Los primeros días en la ciudad eran plácidos para los españoles; pero no quedarían así. En una ocasión, Cortés entró en el Templo Mayor y destruyó los ídolos por considerarlos contrarios al catolicismo. Todo culminó cuando Cortés aprisionó a Moctezuma para evitar un posible levantamiento. Mientras sucedía todo en la ciudad, Cortés oyó de cuento que más soldados, capitaneados por Pánfilo de Narváez, habían desembarcado en Veracruz para aprisionarle a él y sus capitanes.

Cortés salió de la capital con unos hombres para enfrentarse a Narváez, dejando a Pedro de Alvarado a cargo de la ciudad. En su ausencia, Narváez autorizó una celebración religiosa para los mexicas que culminó en una masacre6 sangrienta. Después de derrotar a Narváez, Cortés regresó a la capital y le obligó a Moctezuma que calmara a sus vasallos, pero no sirvió. Según la historia, al ver a su emperador en el balcón, la muchedumbre empezó a lanzarle piedras. "Le dieron una pedrada los suyos en la cabeza, tan grande, que de allí tres días murió." (Cortés, 112) Con la muerte de Moctezuma, los españoles decidieron que sería buena idea escapar la ciudad con sus vidas y con todo el oro que podían llevar.

Desafortunadamente, para los españoles, los aztecas destruyeron los pasos que salían de la ciudad y muchos de los conquistadores se ahogaron. Cerca de Popotla, Cortés lloró, apoyado por un árbol, por la derrota que sufrió.7Entonces, ellos que quedaron marcharon rumbo a Tlaxcala, para que pudieran planear una nueva campaña para dominar los aztecas.

Cuando Cortés y su ejército volvieron a la capital en los finales de 1520, estaban mejor preparados. Construyeron barcos pequeños equipados con cañones para rodear la capital. También, Cortés ordenó que se rompiera un trecho del acueducto que traía agua potable a la ciudad. Los españoles y sus aliados lograron conquistar la ciudad el 13 de agosto de 1521. Por su parte, Cuauhtémoc y los mexicas defendieron su hogar, su terruño, heroicamente.

Según Fernández, “la conquista de México-Tenochtitlán fue la más sangrienta y devastadora de todas las realizadas por los españoles en América.” La viruela eliminó una gran parte de la población indígena. La ayuda de Aguilar, y especialmente la de Marina, fue intrínsica para realizar su campaña. Hernán Cortés, el conquistador de México, con poder militar, intuición, suerte y casualidad, siempre se destacará en la historia del mundo porque abrió la puerta para dominar el occidente

¿Héroe o villano? El extremeño, Hernán Cortés cambió, para siempre, la faz del mundo. Sin embargo, los acontecimientos de la conquista de México directamente influyeron en el desarrollo del occidente, por lo tanto, el mundo, porque las puertas del “Nuevo Mundo” fueron abiertas para la inundación europea. Cuentos de las riquezas y aventuras en un mundo salvaje inspiraban a mucha gente para atravesar el Atlántico en busca de su fortuna personal. Es posible ver a Hernán Cortés positivamente y a la misma vez, negativamente.

Por una parte, Cortés puede ser percibido como un demonio, el diablo encarnado. Directamente e indirectamente, fue responsable por la muerte de innumerable gente. “Para el pueblo mexicano, Cuauhtémoc es un héroe mientras los españoles son explotadores inhumanos por su trato de la población indígena.” (Ugarte, et al, 58) Cortés fue ultimadamente responsable por los abusos que sufrieron los indígenas y eso contribuye inmensamente a la “leyenda negra” de la conquista. Unos eventos destacados son: Cortés y sus conquistadores trajeron la viruela a México, La matanza de Cholula8 La matanza del Templo Mayor, y, ahorcó a Cuauhtémoc, el último soberano mexica. Evidentemente, hay muchas razones porque no es una figura histórica muy popular.

Al contrario, hay razones para darle credibilidad a Cortés. Los acontecimienots de la conquista no pudieron haber ocurrido si él no fuera hombre inteligente, listo y dedicado. Fue hombre de “gran talento militar” (Kattán-Ibarra, 73) que percibía muy bien la gravedad de su situación en México. Tenía que superar dificultades enormes para realizar la culminación de la conquista de México. Los conquistadores tenían que atravesar un país desconocido, salvaje, volcánico y montañoso para llegar a Tenochtitlán y sufrieron una gran derrota al salir la capital. Empezando con menos de 600 soldados españoles, Cortés hizo alianzas con varias tribus para fortalecer sus números. La conquista de México "es un episodio que parece más como leyenda que un hecho histórico." (Ugarte, et al, 57) La verdad es que hizo mucho para España, haciéndola, no obstante, el país predominante, más influyente y poderoso del mundo durante esa época.

Protagonista o antagonista, Hernán Cortés cambió la faz del mundo en dos años breves; transformándolo a un imperio vasto para España, y eventualmente dando forma a nuestro mundo actual. Hay mucha gente que le ve como si fuera el asesino santurrón de la población indígena occidental, pero tenemos que recordar el pasado para que no lo repitamos. Si no fuera Cortés, habría sido otro conquistador en su lugar; lo más importante es que no olvidemos "El Malinche" y su vínculo al mundo actual.